Del total de los alumnos que enseñamos, es natural que el 50% te escuche y el otro 50% se distraiga, aunque usted cree que te están escuchando. De los cincuenta que escuchan la mitad está de acuerdo contigo y el resto no comulga con tus ideas. Del 50% que están de tu parte la mitad adopta tus ideas porque suena interesante, el resto simplemente las olvida, ahora redondeando, del 25% que asimila tu mensaje la mitad emprende una acción con tus ideas y la otra mitad sólo le almacena en su cerebro. Del 12.5% que emprende una acción por tu pensamiento el 6.25% tienen resultados positivos el otro 6.25% fracasa. De los que tienen buenos resultados la mitad continua su escalada y la otra mitad se conforma con su único triunfo.Al final, del 4% que continúa sólo el 2% se educa porque no se detiene con lo que dijiste y lo mejor es que se sintió motivado a seguir averiguando sobre la inquietud que tú lo sembraste. Sí, solo el 2% quedó convencido de la importancia de tus enseñanzas.
Por lo mismo, tus palabras aportarán cosas importantes y útiles a los demás. Es preferible para un maestro no esperar a que todos se convenzan, sino contentarse con haber motivado una siembra de ideas que germinará sólo en la mente de algunos pupilos que quizás con el tiempo pueda ser capaz de cambiar la humanidad.
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